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Pero sobre todo Florian y Catlin, que la vigilaban muy de cerca. Florian se negó a bailar
con Stasi, con un ansioso:
 Lo siento mucho. Estoy de servicio.
Así andaba el mundo. En la Casa, Florian y Catlin la vigilaban con la misma atención
que habían puesto en Novgorod.
Nada de relajarse. Nada de olvidarse.
Las autoridades de Novgorod estaban aterrorizadas por las multitudes que vendrían en
Año Nuevo y la posibilidad de que hubiera un incidente.
Una mierda. Los pacifistas no eran diseño de Ari, estaba cada vez más convencida.
Una herencia cultural, un viajecito desviado y horrible de los grupos mentales cuya
prioridad era la independencia, esos grupos que habían formado la Unión. Los nietos y
nietas de científicos e ingenieros rebeldes, haciendo volar por el aire a los niños en los
subtes, deseosos de acceder al gobierno.
Hablaban de gusanos potenciales en los diseños de Justin al cabo de unas treinta o
treinta y cinco generaciones. La Unión ya evidenciaba algunos después de tres
generaciones, y eran realmente serios. Ari tenía miedo de una situación controlada como
el Año Nuevo con la Familia y el personal, con Florian y Catlin para cuidarla, con los ojos
atentos a encontrar todo lo que fuera Raro. Tener las oportunidades de un ciudadano de
Novgorod: kilómetros de caminata por túneles peatonales o hacer el cálculo de los
titulares y el humor de la política dos veces al día para decidir si podía arriesgarse a tomar
el subte durante diez minutos, por no mencionar la posibilidad de que un caso z
cualquiera lo empujara a uno para robarle la tarjeta: una vida terrible. Pero los ciudadanos
de Novgorod odiaban la idea de un sistema controlado por tarjetas; según ellos,
representaba una amenaza para su libertad.
Tenían un umbral de ansiedad inferior al de ella, decidió Ari; pero defendían lo suyo,
eso era lo bueno, a la mierda los pacifistas, la gente se defendía; y ella, Ari Emory, seguía
la situación y se preguntaba si valía la pena la idea de un proyecto para comprar miles de
azi militares todavía susceptibles de ir a la rejuv, y llevarlos a Reseune para reentrenarlos,
exactamente como habían hecho antes de que ella naciera.
No se podía hablar del mal precedente de situar tropas armadas para que se
encargaran de mantener el orden en Novgorod, pero sí de un préstamo de agentes civiles
del Territorio Administrativo de Reseune a la municipalidad de Novgorod. Si éstos eran los
tiempos en que vivían, lo mejor era tener una respuesta, aunque comportara la presencia
de miembros de las fuerzas en una línea interminable en todos los túneles peatonales y
los subtes de Novgorod.
La primera razón por la que existía Reseune era la energía elemental a pulmón, la
energía de los seres humanos; y ella estaba redactando la propuesta para enviarla al
despacho de Denys. Y esperaba que Denys se negara. Reseune estaba obteniendo
beneficios de nuevo y Denys estaba decidido a mantener un límite estricto para lo que
llamaba las ideas locas de Ari.
Suspiró, observó al tío Denys, que estaba al otro lado de la habitación y vio a un
hombre grandote y cansado que tenía ideas muy extrañas: que tenía, como había
descubierto en la Base de Denys en el sistema de la Casa, un gran volumen de trabajo
sin publicar, trabajo del que ella quería hablarle: sobre la economía de las interestaciones,
un trabajo que provocaría más de una reacción cuando saliera a la luz. Ella no lo entendía
pero resultaba impresionante, todo lleno de cálculos estadísticos; un enorme y fascinante
trabajo sobre la interacción de la economía con la teoría expansionista del gobierno, un
estudio impresionante sobre el desarrollo de la sociedad de consumo en los segmentos
de población descendientes de los azi, que incluía un rastreo específico de valores
establecidos en la psicología de distintas generaciones de pruebas; un estudio de la
psicología de las réplicas; una historia de Reseune desde su fundación; y trabajo sobre
sistemas militares, de un tipo que parecía sobre todo obra de Giraud, hasta que ella se fijó
en las frases y en los giros expresivos y descubrió con espanto que Giraud no era el autor
de los trabajos que se publicaban con el nombre de Giraud. Eran obra de Denys. Y ese
depósito secreto, ese tesoro de ideas... ¿en Archivo? Nunca lo había sacado a la luz, sólo
lo había retocado de vez en cuando, ajustado algunas cosas, un enorme trabajo en
formación, y su autor, un hombre tan obsesivamente alejado de todo que había pulsado
teclas para conseguir a su hermano la condición de Especial, para que Giraud pudiera
tener una reputación y hacer frente al público mientras él se quedaba entre bambalinas,
dedicándose exclusivamente a la administración, a las decisiones cotidianas, a la
aprobación de R&D y a llevar a cabo las decisiones.
Además de educar a una criatura durante algunos años, dejándola entrar a ella en esa
intimidad tan exclusiva, organizando fiestas de cumpleaños y soportando a Nelly y a dos
jóvenes de Seguridad, mientras redactaba estos trabajos, que nunca aparecían en
ninguna parte, que se limitaban a seguir creciendo.
No resultaba difícil imaginar la razón por la que Denys había estado tan dispuesto a
aceptarla, la razón por la que había metido a Reseune en un remolino a fin de recuperar
las habilidades de Ariane Emory para Reseune: Denys era brillante, Denys tenía el viejo
problema de los Alfas, la falta de control, la falta de límites, el problema de flotar en el
espacio oscuro sin otras mentes hacia las que saltar, sin ninguna pared que devolviera el
eco. Denys era brillante, una persona extraña dedicada casi por completo a protegerse a
sí misma. E incapaz, tal vez, de creer que su trabajo estuviera terminado; por eso lo [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]

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